En un taller de narrativa hace varios años me dieron un ejercicio para hacer . "Como subir una escalera" Solo recuerdo de aquel texto que decía que lo que importaba era la frente en alto y la actitud.
En esta escalera, sin embargo, solo importa ella. La escalera, vieja, destartalada, aguantando a la gente que pasa, saltando, corriendo, con bártulos de todo tipo; haciéndole frente al viento, aguantando el sol, la lluvia, el frío, día tras día, año tras año.
La belleza de lo rústico y sencillo no tiene nombre.
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